miércoles, 1 de mayo de 2013

Todos miran pero pocos son los que observan



El radiante sol que al trascurrir el tiempo se esconde y vuelve a aparecer, logró ser uno de los protagonistas al igual que un músico, muy particular, que se encontraba en toda la mitad de un puente de madera que une caminos, pero con sus muros divide la vegetación que se encuentra en el jardín.

El músico enfocado en la pandereta blanca que se encontraba entre sus piernas consiguió un sonido exclusivo por las pequeñas latas que tiene a su alrededor la pandereta. Tenía unas maracas en sus pies metidas entre los cordones de sus zapatos algo echados a perder, y lo más curioso era la destreza de interpretar el xilófono con su pie derecho sin ningún error en la partitura creada por él, tan interesante era ese acto que con el sonido de la agradable música iba atrayendo más personas, en especial a los niños que estaban muy contentos al poder tocar un instrumento, y la experiencia de por primera vez hacerlo era lo que los motivaba a quedarse con aquel personaje.

Todos los que llegaban al Jardín Botánico se sentaban alrededor de él, haciendo un círculo algo deforme, pero del cual salía música para el alma, predominando la clave de sol, como la mancha redonda que está pintada en el cielo que nos cubre.

En el jardín no existe ruido molesto, ni personas intranquilas, solo existe aire fresco para respirar, fresco como el agua que pasaba por debajo del puente en forma de quebrada, que quizás estaba conectado con el agua helada donde se encontraban los patos, predominando el color blanco entre el negro de las plumas de estos. Lo único que se escuchaba en este lugar eran los diversos instrumentos, xilófonos, armónicas, panderetas, maracas, acordeones, entre otros, todos estos se fusionan para lograr un sonido lleno de paz, que nos lleva a otra dimensión en la que se respira el arte y la naturaleza.

Siendo las 3:50 p.m. se acaba la función y el músico se despide de manera muy formal y con la sonrisa de oreja a oreja que lo caracteriza, diciendo como en una obra de teatro “nos veremos en el próximo capítulo”. 

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