miércoles, 1 de mayo de 2013

Emilito


Érase una vez un pobre campesino. Una mañana se encontraba sentado con su esposa, atizando el fuego y dejando todo preparado para el almuerzo de ese día. Ambos añoraban tener al hijo de sus sueños, pero por cuestiones naturales, ella no podía quedar embarazada.

-¡Señor, tú que todo lo puedes, concédenos el milagro de que mi mujer quede embarazada y traiga a nuestro hogar un hijo… -Reza él-.

-¡Señor escucha nuestras oraciones! –dice la mujer suspirando-. Si por lo menos tuviéramos uno, solo uno con el cual compartir momentos y vivir al lado su niñez, guiarlo y aconsejarlo, seríamos felices y lo querríamos de todo corazón.

Y entonces sucedió un milagro, la mujer comenzó a tener mareos y, después de nueve meses, dio a luz a un niño completamente sano y lleno mucha alegría para ellos.

-Es un milagro, por fin lo tenemos junto a nosotros. Va ser nuestro hijo querido, lo llamaremos Emilito.

Emilito creció y ya tenía 10 años, la suficiente edad, según su padre, para que trabaja junto a él en el campo.


Al transcurrir el tiempo, Emilito fue conociendo muchas personas, niños, adultos, ancianos, cualquier persona que pasara por su lado, él muy cordialmente los saludaba y entablaban conversación.

Emilito y sus amigos, una tarde como cualquier otra, inician una increíble travesía. Todos deciden acampar en la mitad del bosque. Y así fue, emprendieron el camino y al llegar armaron sus chozas, prendieron fuego para calmar el frío y como es esencial empezaron a contar historias de terror en esa noche oscura y tenebrosa.

Siendo la media noche, un señor con un bastón y un gran sombrero se acerca a Emilito con mucha discreción, pues le parecía un niño supremamente inteligente con el cual podía ganar mucha plata. En ese momento, el señor lo rapta y se pierde en la completa oscuridad. Los amigos de Emilito, se dirigen muy desesperados a buscar al papá de él, a contarle todo lo que había acontecido, ellos muy preocupados, salen a buscarlo con las antorchas encendidas, pero no logran encontrarlo por ningún lugar.

Emilito, utilizaba su poca estatura para esconderse del señor extraño, tenía mucho miedo pero al pasar varios días ingeniaba cómo salir o cómo convencer al señor de que lo dejara ir con su familia y amigos.

-Señor, ¿desearía usted negociar conmigo? - Le preguntó Emilito
-Usted solo tiene diez años, ¿qué va a saber de negocios? –respondió el señor
-Quiere ganar dinero fácil y rápido? –Le dijo Emilito
-Sí -respondió el señor

El señor se quitó el sombrero y escuchó a Emilito su plan para él ganar dinero fácil y rápido. Emilito comenzó a contarle dónde se encontraba un baúl con bastante dinero, le dijo que estaba precisamente donde él y sus amigos acampaban aquella noche, el señor muy entusiasmado, llama a sus trabajadores para que vayan a buscar el baúl que traería felicidad y mucha riqueza.

Emilito, al mentirle sobre la ubicación y la existencia del cofre, aprovecha que no hay nadie en la casa y se escapa, en ese momento se encuentra con una señora, la cual tiene una venta de frutas cerca al parque principal del pueblo, la señora se compadece de él y lo llama, le ofrece algo de comida y de vestir. Él acepta la invitación y se queda un buen rato con la señora, le cuenta todo lo que le había pasado y siente en ella un amor y calor de madre.

Se hace de noche...

-Deberías quedarte esta noche conmigo- dijo la señora- es muy tarde y no es bueno que un niño de tu edad ande solo por las calles, podrían volver a raptarte

-Es usted muy amable, me siento muy agradecido con usted – responde Emilito- pero bueno solo por esta noche

-Sí, tenderé tu cama y ya mañana al amanecer iremos a buscar a tus padres – le dijo la señora

-Buenas noches, tenga usted dulces sueños – dijo Emilito

Amanece y Emilito muy contento desayuna y emprende su búsqueda al lado de la buena señora, él algo perdido decide preguntar a los vecinos para que lo ayuden a encontrar su casa, pero no logra localizar su casa. Emilito algo desesperado y después de tanto tiempo de buscar, decide regresar con la señora para la casa.

Al paso de un mes de estar viviendo con la señora, ella le propone a Emilito que intente ir a la escuela para que termine sus estudios, y como era de esperarse él aceptó.

Hacen el proceso de inscripción y al siguiente día Emilito ya está estudiando, y  entra a sexto grado. Siempre se había destacado por su buen desempeño escolar y en el nuevo colegio no fue la excepción, ocupó los primeros lugares en el transcurso de todos los años, y así se mantuvo hasta graduarse con honores en undécimo grado.

Luego de terminar sus estudios escolares, empezó su carrera universitaria en la que también obtuvo excelentes resultados. A causa de esto pudo acceder a una beca por promedio, era uno de los mejores en la facultad de Ingeniería Biológica, por medio de lo que ahorraba en la plata de la matrícula cada mes, ese dinero lo guardaba para comprarse ropa, alimento y lo utilizaba para el transporte.

Así fue en toda la carrera, manteniendo el promedio para que no le quitaran la beca. Al pasar ya los 9 semestres y graduarse, inmediatamente le ofrecieron trabajo, pues Emilito hizo muchos contactos al lapso de su vida universitaria. Él empezó a trabajar en el mejor laboratorio de Argentina, ganaba muy bien y llevó a vivir con él a la señora que por mucho tiempo estuvo a su lado apoyándolo.

Tuvo tanto éxito en su trabajo que le hacían reconocimiento en la televisión y fue gracias a este medio que los padres de él pudieron localizarlo después de  tanta búsqueda. El padre indagó cualquier apoyo económico para llegar hasta donde su hijo y efectivamente a la semana pudieron encontrarse, fue tan anhelado este encuentro que al principio solo habían lágrimas por doquier.

-¡Qué bien, después de tanto tiempo, volvemos a estar juntos! -dijo el padre-. ¡No sabes lo preocupados que estábamos por ti!

-¡Sí, padre, he vivido mil aventuras. ¡terminé mi escuela e hice un pre grado de Ingeniería Biológica y ahora estoy trabajando, todo me ha salido perfecto!

-Pero, ¿dónde habías estado?, yo te busqué por todos los rincones del pueblo y no te encontré.

-¡Ay, padre!, estuve en la casa del señor extraño, lejos de aquí, que por cierto le mentí para que me dejaran solo y así poder escapar. En el parque principal donde esta señora que me ha acompañado en todo mi proceso, ella muy amable me ofreció comida, atuendo, estudio y cariño. Ahora estoy por fin con ustedes.

Emilito después de tener una charla muy extensa con sus padres, les promete ir con ellos hasta la casa para acomodarlos bien, comprarles una mejor finca, dotarla con ganadería y sembrado, pues en lo que habían vivido por muchos años ya estaba estropeado y no eran las mejores condiciones para que ellos vivieran.

Los padres muy agradecidos con su hijo lo abrazaron y besaron con mucho cariño. Después de un tiempo, ellos al igual que su hijo subieron en la escala social y se dieron cuenta que al perseverar en todo se pueden lograr grandes cosas como lo hizo su hijo Emilito desde muy pequeño. 

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